martes, 16 de febrero de 2010

... LA VANIDAD DEL HOMBRECITO EN EL TIEMPO.

La vanidad del primogento es su hoguera, gran ceguera del Homo Sapien que no le permite comprender que su altiva vida es sólo un suspiro en los mares del tiempo, un bosteso cancino del creador, que sin afan catigador deja germinar estas insignificantes semillas en un páramo lejano de su creación para que como hierba sea regada por las inclementes lluvias, quemada por el incandescentes Sol, Sólos con nuestros fantasmas flotamos en un punto en la nada, y cabalgamos en autos de lujo y buscamos poder para que el incontrolable mañana arrebate de la billetera la lujuria de la opulencia, oxide los huesos y seque las carnes raídas por lo que llamos vida, ¿Cuál es el sentido entonces de tus sufrimientos? ¿Dónde esta la justificación de tus culpas? ¿Porque clamas a Dios para aliviar la angustia de existir?.

El breve instante que visitas esta tierra, no es la oportunidad para lamentar o llorar, no son tus lágrimas sino más que la rabieta de un niño mimado, que gime por el capricho del momento, tus dolores y alegrías son huellas en la arena que es borrada en instantes por las olas marinas, en cien años nadie recordara tu rostro y con algo de suerte, alguno de tus logros serán transmitidos a tu descendencia, por tanto no es el mañana la fuente que debe preocupar tu devenir, no es el miedo a los sucesos inciertos del futuro un motivo de preocupación, ni el pasado la instancia para culparse de errores, sólo es el presente el único momento, nada más existe, sólo es tu respiración y tu conciencia, planifica con desden por un mañana no nacido, rie de tus errores y torpes caidas, de tus fracasos y triunfos, pero no desestimes lo único valioso que pose es tu vida hoy, ya que la casa celeste del creador, es una mansión sin limites ni dimención en donde ocupamos un pequeñito espacio en este planta azul.


En esta época de descanso les regalo una de las palabras más simples y hermosas, que el Astrónomo CARL SEAGAN, escribio en una revista Norteamericana hace una decada:




(...) "Mira otra vez a aquel punto. Aquello es aquí. Aquello es casa. Aquello es nosotros. Sobre aquello, cada uno que amas, cada uno que conoces, cada uno del que has oído hablar, cada ser humano que alguna vez existió, ha vivido su vida. El conjunto de nuestras alegrías y sufrimientos, miles de religiones esperanzadas, ideologías, y doctrinas económicas, cada cazador y cuidador de animales, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de civilización, cada rey y campesino, cada pareja joven enamorada, cada madre y padre, niño lleno de esperanza, inventor y explorador, cada profesor de moralidades, cada político corrupto, cada "superestrella", cada "líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivieron allí - sobre una mota de polvo suspendido en un rayo de sol.

La Tierra es una muy pequeña grada en un enorme estadio cósmico. Piensa en los ríos de sangre derramada por todos aquellos generales y emperadores, para que, en la gloria y el triunfo, ellos pudieran hacerse los maestros momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las crueldades infinitas vistas por los habitantes de una esquina de este ínfimo punto sobre los habitantes apenas distinguibles de alguna otra esquina, qué frecuentes sus malentendidos, cuán impacientemente están para matarse los unos a los otros, qué fervientes sus odios. Nuestras actitudes, nuestra inmodestia adquirida, la ilusión de que tenemos alguna posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este punto de luz pálida.


Nuestro planeta es una mota solitaria en la grande y oscura envolvente cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta inmensidad, no hay ni una sola sugerencia de que la ayuda vendrá de otra parte para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora para abrigar la vida. No hay lugar, al menos en un futuro próximo, al que nuestra especie podría emigrar. Visitar, sí. Asentarse, aún no. Te guste o no, de momento la Tierra es donde tenemos nuestro hogar. Se ha dicho que la Astronomía es una experiencia de humildad y de construcción de carácter. No hay quizás ninguna mejor prueba de la locura de orgullos humanos que esta imagen distante de nuestro mundo diminuto. Para mí, esto subraya nuestra responsabilidad de tratarse más amablemente entre nosotros, y conservar y mimar el punto pálido azul, el único hogar que hasta ahora hemos conocido."

Carl Sagan 1923-2007