viernes, 23 de noviembre de 2007

DELINCUENCIA Y LUCRO PARTE II

Una simpática foto para rebautizar al PLAN CUADRANTE, ahora podría llamarse "EL CAN CUADRANTE".



Las causas de la delincuencia son variadas y de distinta naturaleza, una mirada holistica del problema nos obliga a integrar en el análisis tres variables de fondo que describen la manera en que el Estado enfrenta el flagelo, y sin perjuicio de existir otras variables, es el lucro el corazón que alimenta este cuerpo compuesto de estos tres ejes, todo ello resguardado por un sistema neoliberal en el que la maximización de las utilidades es la piedra roseta del sistema.

Esto por desgracia tiene injerencia directa en la forma de enfrentar la criminalidad, pues el Estado, no asume su responsabilidad social y se desliga del tema amparado en el principio constitucional de la subsidiariedad, es decir “que el privado lo haga”, ejemplo de ello, tenemos el Sename, en donde el Estado se desliga de su responsabilidad y los centros de esta institución, quedan a manos de particulares que los administran, con el objeto de no caer en una casuística abrumadora y poco fructífera de la descripción del problema, es menester describir los tres grandes ejes, de lo que debería ser la política criminal del Estado y la forma en que este se desliga de sus responsabilidades, externalizando su funcionamiento

Los tres ejes son 1.PREVENCION (LIGHT) 2.REPRESION(MAQUINA DE MOLER CARNE) 3.RESOCIALIZACION(CEMETERIO)

Una política criminal adecuada, parte necesariamente por el factor primordial en la lucha contra la delincuencia, la Prevención, piedra angular para educar y desincentivar la materializacion de ilicitos, la potenciabilidad de este eje es fundamental, ya que con ella se permite reducir un significativo número de conductas transgresoras.

Un segundo eje lo constituye la Represión de conductas desviadas socialmente, es aquí, en donde se encuentra el principal cuello de botella del sistema, ya que existe por parte de muchos una sobre valoración cultural del beneficio de este eje, en circunstancias de que la represión por si misma, no contiene ni amilana la delincuencia, prueba de ello, lo constituye el hecho de que la pena de muerte como medida máxima de este eje, no surte los efectos criminológicos deseados, y no reduce las tasas de criminalidad, por lo cual en la mayoría de los países occidentales ha sido derogada, la sobre valoración de esta idea introduce un elemento de dura presión contra las fuerzas de orden a quienes se les exige éxitos en esta batalla, por lo cual, están atrapadas entre la pared de la sociedad y la espada del delincuente, por fortuna este recurso de ultima ratio, aun sigue siendo publico, lo que permite contener en parte la perpetración ilícitos.

Dentro de este mismo eje, otro elemento que busca contener y reprimir es un sistema judicial más moderno, pese a ello, también se han observado múltiples ineficiencias sistémicas, como por ejemplo, el principio garantista, por el cual la Prisión Preventiva es la excepción, y la calificación bajo criterio de cuando un delincuentes es o no peligro para la sociedad es otro electo débil. La permisividad del sistema garantista y la discrecionalidad en que califica que un individuo sea o no un peligro para sociedad, es lo que en muchos casos, ha significado una verdadera puerta giratoria, desde la calle al tribunal y desde el tribual a la calle, en un ciclo vicioso que aparentemente no tiene fin, se suma al análisis otro elemento de este mismo eje que dice relación, con los recintos penitenciarios, que se presentan a la comunidad, como las columnas vertebrales del sistema haciendo descansar falsamente el éxito o fracaso de un política criminal, en la capacidad que tiene el Estado en construir más o menos cárceles, cuando el problema real consiste, en hacer que el sistema en su integridad, funciones con un tono armónico. Para empeorar aun más las cosas, se plantea la posibilidad de externalisar el servicio de cárceles en un futuro cercano, siguiendo la lógica del lucro y la oportunidades de negocios que ofrece el sistema y el Estado subsidiario, lamentable error estratégico que culminara con más y peores centros de reclusión y con un nivel exponencial de motines.

El tercer eje lo constituye la resocialización del sujeto que cumple su condena, eje esencial, si pensamos y queremos entender que una sociedad entiende y acepta los errores como algo consustancial del ser humano, y como sociedad entregamos las herramientas para una adecuada integración al medio. Nada mas lejano de la realidad, por desgracia la resocialización es el gran elemento olvidado por el Estado en su lucha contra la delincuencia, pues nuevamente los programas de resocialización, están externalizados, no existiendo mayor injerencia estatal en el tema, situación por la cual, no se puede dar una nueva oportunidad al infractor que cumple la pena, lo que significa que esta a merced de caer nuevamente en el circulo vicioso de la delincuencia.